Rojos de Jiménez 2025: La ilusión, los contrastes y lo que no debemos olvidar

A pocas horas del arranque del Campeonato Estatal de Béisbol 2025, la conversación en torno a los Rojos de Jiménez está más viva que nunca. Desde los medios locales ya se empieza a construir un relato alrededor del equipo: que hay actitud, que hay velocidad, que el roster se ve más profundo que el del año pasado. Y sí, hay razones para pensar que la versión 2025 de la VIII Zona es más completa. Pero también hay que decirlo: no todo lo que suena bien al micrófono se confirma en el diamante.

Durante un reciente programa de radio local, dos periodistas de casa compartieron su percepción sobre el equipo. Uno de los puntos que más repitieron fue que esta edición de los Rojos “se ve más fuerte”, especialmente a la ofensiva. Hablaron de versatilidad, de profundidad y de velocidad, incluso afirmaron que ahora se cuenta con piezas para mover con mayor facilidad. La palabra “actitud” apareció más de una vez. Hasta ahí, todo suena como una narrativa alentadora. Pero me parece necesario hacer una pausa.

¿Más equipo? ¿O solo más nombres?

Es cierto que hay una renovación generacional en curso, y que algunos jugadores como “La Perita JR” han generado expectativa, no solo en Jiménez, sino en el entorno estatal. También es real que figuras como Madinabeitia y Álvarez han mostrado compromiso y crecimiento. Pero la percepción de que “hay más equipo que antes” necesita sostenerse más allá del entusiasmo. ¿Más nombres implica más talento real? ¿O simplemente se están llenando espacios sin garantías?

Uno de los comentaristas dijo que hay más jugadores para emergentes y para rotar en las posiciones defensivas. Pero esa amplitud no siempre se traduce en calidad. La temporada pasada también hubo jugadores en la banca, y eso no evitó una eliminación contundente en semifinales. La diferencia la hacen los peloteros que cambian partidos, no solo los que llenan el lineup.

El pitcheo: la eterna deuda

Donde sí hubo consenso, tanto en los micrófonos como en el análisis objetivo, fue en el pitcheo. La efectividad colectiva de 6.62 en 2024 no se borra con declaraciones. Se reconoció que Castro y Reyes fueron irregulares en el regional, y que el bullpen no ofrece seguridad. ¿Qué ha cambiado entonces? Más allá de la llegada de Jair Jiménez y el regreso de Miguel López, el diagnóstico sigue siendo el mismo: falta profundidad, falta control y faltan outs importantes desde la loma.

Lo preocupante es que se cae en la trampa de la esperanza sin autocrítica. Decir que “si Castro logra controlar su repertorio será efectivo” es como decir que “si llueve, crece el pasto”. Es una condición básica para su éxito. No se puede plantear como novedad. Si en el regional fue inconsistente, y su historial reciente en liga mexicana tampoco es sólido, ¿por qué pensar que en el estatal se transformará?

Los profesionales, las reglas y el doble discurso

Otro punto que se tocó fue la crítica al sistema de selección de profesionales y jugadores de libre tránsito. Se acusó a la asociación de favorecer a ciertas zonas, y se dijo que muchos profesionales vienen “acabados” o sin nivel para competir. Y aunque hay verdad en esa crítica, también hay una contradicción: desde el mismo análisis se celebró la posibilidad de que Jiménez incorpore a jugadores como Ramón Mora o refuerzos de una semana. ¿No es eso mismo parte del problema?

La doble moral en este tema es evidente. Se pide equidad, pero también se busca sacar ventaja cuando la oportunidad aparece. Y eso también habla de la liga en general, no solo de los Rojos.

¿Qué esperar entonces?

Jiménez no parte como favorito, y eso le quita presión. Tiene un grupo joven, con velocidad y hambre. Tiene jugadores que conocen la zona y que han demostrado personalidad. Pero también tiene los mismos huecos estructurales que el año pasado, y un cuerpo técnico que, si bien es amplio, necesita tomar decisiones firmes desde el día uno.

Hablar de ilusión está bien, pero sin disfrazar las debilidades. La afición no necesita discursos que endulcen la realidad. Necesita un equipo que juegue nueve entradas con inteligencia, que compita sin excusas, y que entienda que el respeto en este torneo no se compra con actitud… se gana con resultados.

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