¿Se fue La Perita? Una pausa necesaria para pensar con madurez – Editorial

Jiménez, Chih. – El fin de semana trajo una sorpresa que no pasó desapercibida. Adrián “La Perita” García, shortstop titular en la serie inaugural del Campeonato Estatal 2025 con los Rojos de Jiménez, publicó en sus redes sociales lo que muchos interpretaron como una despedida anticipada. Según su mensaje, la razón sería una falta de acuerdo entre la Octava Zona y la academia a la que pertenece. Sin embargo, hasta el momento no existe un pronunciamiento oficial por parte de la directiva, lo que abre espacio para el análisis… y para los rumores.

Y es justo ahí donde vale la pena detenerse.

¿Estamos ante una salida definitiva? ¿Fue una decisión emocional? ¿O acaso una estrategia para replantear condiciones?

Porque el béisbol no se juega solo con guante y bat. También se juega con inteligencia, madurez y visión de largo plazo. La Perita es, sin duda, uno de los prospectos más prometedores del béisbol jimenense: fue campeón bateador y Jugador Más Valioso del Regional 2025, y su llamado al equipo mayor fue recibido con entusiasmo. Pero también tiene apenas 16 años, y con ello llegan desafíos naturales: presión, adaptación y exigencias del entorno.

“Se vio muy verde”, comentó un aficionado tras el primer fin de semana. No como crítica destructiva, sino como diagnóstico realista. En nueve turnos, García bateó apenas para .111. Cumplió a la defensiva, pero quedó claro que enfrentarse a los “leones” del Estatal no es lo mismo que lucirse en el regional. Aún así, su potencial no está en duda, solo su madurez para este nivel competitivo.

Desde mi perspectiva, la presión por incluirlo se sintió incluso antes de que se cantara el primer playball. Muchas voces de la afición pedían verlo con el uniforme rojo, impulsadas por el orgullo local y sus números en el torneo anterior. Quizá esa efervescencia colectiva terminó por traducirse en exigencia para Armando Guereca y su cuerpo técnico. Y a su vez, en presión para el propio jugador: debutar en casa, con reflectores encima, no es cualquier cosa.

¿Fue un error ponerlo como titular desde el primer juego? Tal vez. Quizá un proceso más gradual —como el de Kevin Barroterán, quien respondió con madurez en el mismo escenario— habría sido más adecuado. Porque el desarrollo de un pelotero no se impone por aplausos: se construye con paciencia, estrategia y tiempo.

Ahora bien, si la salida del jugador obedece a una decisión de su academia, entonces valdría la pena saber qué condiciones se habían acordado previamente. ¿Había un compromiso claro con la Octava Zona? ¿Hubo cambios de última hora?

Otra hipótesis también merece ser planteada. ¿Y si fue el propio Adrián quien, al sentir el peso del torneo y reconocer que aún no era su momento, decidió hacerse a un lado? Quizá su publicación fue una forma diplomática de evitar polémicas, proteger a su entorno y asumir, con madurez, que aún necesita tiempo. Si ese fuera el caso, también habría que reconocerle el carácter para dar un paso atrás sin dramatismos.

¿A dónde queremos llegar con todo esto?

A una reflexión serena y necesaria: los talentos jóvenes deben ser cuidados, no forzados. Si queremos una generación fuerte en el futuro, debemos aprender a leer sus tiempos, gestionar sus debuts y entender que no todo se resuelve en la primera serie. Las emociones, la afición, las expectativas… todo eso importa, pero también lo hace la formación a largo plazo.

La historia de La Perita con los Rojos no está cerrada. Por ahora, el mensaje está publicado. La directiva, en silencio. La afición, expectante. Pero el debate ya está sobre la mesa: ¿cómo manejar con responsabilidad el relevo generacional?

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